Skip to main content

Nombrar es un acto que tiene mucha más importancia de la que pensamos. Buscar un nombre de marca, requiere de un proceso tanto creativo como técnico. No vale eso de “Ya veremos lo que se nos ocurre…” 

Un nombre es para siempre y debe de ser ante todo verdadero y esencial. Con un nombre estratégicamente elegido se consigue crear una identidad de marca coherente con lo que somos.

1. Identidad

 

¿Qué tiene un nombre perfecto?

El nombre de tu negocio debe de reflejar la esencia de lo que eres o de lo que quieres ser. Tiene que tener alma y fundamento.

Conocer lo nombrado. Esa es la clave más importante para dar con un nombre único y redondo.

Cuando se comienza a pensar en un nombre comercial, se suelen tomar como referencia otras empresas que nos sirven de inspiración. Pero no debemos olvidarnos de qué aun así, nuestra idea, proyecto o empresa es única. Así qué lo siguiente será preguntarnos ¿en qué es única y diferente?

naming empresa

Un buen nombre siempre tiene una historia detrás, un origen y un por qué. Sí tu nombre tiene una relato que contar, será memorable y por lo tanto, dibujará un mapa emocional que hará que sea un nombre fácil de recordar.

Si pensamos en positivo encontraremos aquellas palabras que nos definen. Si somos modernos y divertidos, por ejemplo, nuestro nombre tiene que evocar ese estado de ánimo, de forma que el nombre no solo nos diferenciará de la competencia, sino que hará que se nos recuerde por encima del resto de las empresas del sector que ofrecen todas la misma imagen.

Y esto solo lo hemos hecho con un nombre, de la imagen ya se encargará el Logotipo que lo tendrá mucho más fácil si el nombre elegido tiene “gancho” o sonoridad tipográfica. La sonoridad no solo se oye, también se lee y la tipografía elegida para el Logotipo puede amplificar esta sonoridad.

nombre de empresa

«Además de la poética de las palabras, creo en su ingeniería. Los nombres tienen que ser útiles y a veces el mejor no es el que más te gusta a ti, sino el que mejor va a funcionar.»

2. Claridad.

 

No podemos confundir a nuestros futuros clientes y al menos debemos elegir una categoría principal en la que nos vamos a centrar.

Saber que voy a ofrecer, cuál o cuáles son mis productos y valores por el que se me distinguirá de la competencia.

¿Qué idioma o idiomas se van a utilizar? ¿Mi empresa o proyecto se ubicaría en algún espacio físico determinado?

Cuando hablamos de comunicación el lenguaje que usemos determinará la audiencia a la que queremos llegar. Si sale elegimos un nombre con dualidad lingüística que puede abarcar a clientes de diferentes idiomas y esto es cualitativo para nuestra empresa… ¡Adelante!

Hay que tener cuidado con la internacionalización de algunos vocablos, ya que mientras que en algunos idiomas una misma palabra suena muy bien y es fácil de recordar o pronunciar, en otros es prácticamente imposible de hacerlo.

3. Descripción.

 

¿Cómo reflejamos en las mínimas palabras lo que somos?

El nombre tiene que ser descriptivo, si queremos que hable de nuestros valores y del sector o la industria a la que pertenece. No tiene por qué contener en sí mismo el producto o servicio que ofrece, también puede  sugerir, más bien evocar una idea esencial.

Construir una marca tiene una etapa creativa y otra analítica, pero en ambas hay que tener siempre en cuenta que ante todo el nombre elegido ha de ser: Sencillo, Claro, Sonoro y Diferente.

Este artículo continúa en el post siguiente: Como poner nombre a tu empresa. Etapas.

Veremos que hay técnicas que nos ayudarán a sintetizar las ideas de nombres que vayan surgiendo, así como a tener en cuenta que tras el proceso de creación abstracta del nombre, viene el proceso de materialización, el momento en que el nombre es interrogado y puesto a prueba.